El tangón

Leo en los titulares de prensa respecto a la Copa América: "Se les rompe el tangón".
Ante esto, no puedo quedar impasible, mi ética profesional me lo impide.
Cambio los planes previstos para el blog de hoy: la actualidad se impone.
No se puede hablar así como así de tangones.

Esto me recuerda a cuando una clienta dice: "Quiero unas medias que no se rompan, a mi no me duran nunca nada"
Cualquiera diría "¡Caray! ¿y qué le doy?, pero como uno ya está a vueltas de todo y tiene bastantes años de experiencia, le contesta: "¿y dónde se suele comprar usted las medias?" "En el mercadito".
Pues, ya está. Eso es, seguramente, lo que ha pasado con este tangón que iba en el velero.

No obstante, y para aplacar cualquier duda profesional, sometí a duras pruebas a un tanga en la tienda: lo estiré, lo retorcí, le clavé los dientes, hice todo lo que se me ocurrió hasta que, claro, la chica que lo llevaba puesto, indignada, me dijo:

"¡Oiga, que yo sólo había entrado aquí para preguntar dónde está la Lonja!" "Pues eso, pero es que usted no se deja orientar".