miércoles, 21 de octubre de 2009

Religión afrodisíaca

ENCARGO DE EL SECRETARIO:
"1.- Cocina (a ser posible, afrodisíaca).
2.- Religión (a ser posible, afrodisíaca).
3.- Una mezcla de ambas (a ser posible...)"

Se habían adentrado en la jungla...



¡Oops! Empiezo de nuevo: Se habían adentrado en la jungla...



La jefa de la expedición no se fijó bien...



...en las señales de peligro que habían en la zona.



Aquello no iba a ser ni el safarí que tenían planeado...



...ni un cuento de las mil y una noches.



Ni siquiera una película de aventuras con final féliz.



Aparte de los predadores naturales que acechaban...



...estaban las tribus caníbales autóctonas, que por ser simpáticas a simple vista...



...habían reclutado a miembros europeos para que aportasen nuevas e innovadoras recetas culinarias para degustar.



Lo primero que habían hecho era practicar atiborrándose con todos los hombres de la tribu...



...excepto con uno, el macho dominante, que atacaba y secuestraba a las víctimas.



Cuando estaban sin sentido, las ataba y ponía al sol para purificar su alma y su cuerpo..

 

Al llegar la noche eran ofrecidas a su Dios pagano mediante rituales extenuadores.



Por último, a algunas las iban cocinando en un gran caldero...



...y cuando estaban bien doraditas les echaban diversas especias.



A otras las rustían como a los pollos...



...y después a la parrilla para que soltarán toda su grasita.



Las que peor lo pasaban en su preparación eran las que iban con relleno por dentro.



Aunque, eso sí, de estas últimas sólo quedaban los huesitos.


lunes, 5 de octubre de 2009

Gustavo Adolfo

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,




y otra vez con el ala a sus cristales,
jugando llamarán;




pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar;




aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas... ¡no volverán!




Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,




y otra vez a la tarde, aun mas hermosas,
sus flores abrirán;




pero aquellas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar




y caer, como lágrimas del día...
esas... ¡no volverán!




Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;




tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;




pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,




como yo te he querido... desengáñate,
¡así no te querrán!




No es un poema mío: es de un tal Gustavo Adolfo:


Al 100% que no es él.

hombre sensible dónde los haya.