8 de marzo

No sé bien cómo explicartelo ya que no tengo costumbre de hacerlo. Igual crees que no soy el mismo, pero sabes que muy en el fondo soy así.

Me gustaría mostrame tal y como soy pero a veces la vergüenza me hace ser estúpido.

Sabes que te venero, que te idolatro, que me gusta como eres, como te portas con los niños, esa sensibilidad que tienes, como te organizas, lo poco que parece que te cuesta hacer las cosas ¿cómo puedes? casi todo en día en el trabajo y cuando tienes que llegar a casa agotada, ahí estás: radiante.

Me gustaría ayudarte más, no pensar en el que dirán, dejarme de falsos estereotipos, mover más el culo y no estar siempre tumbado en el sofá o haraganeando por ahi.

Sé que no me comporto como debiera y encima hay veces que te levanto la voz, ¿para qué voy a echarle la culpa a los niños? ¿para que voy a echarle la culpa a nadie? soy yo y mi egoismo, mi puto egoismo que a veces hace parecer que vivo sólo y que no comparta nada con nadie.

Soy cerrado por naturaleza, pero sé que gracias a ti, a cada minuto que estoy contigo, tú me vas abriendo más al exterior: a la gente, a los vecinos, a los amigos, a todos los que nos rodean cuando estoy contigo.

Sin ti volvería a ser el de antes, la misma mierda de antes, y cada vez estoy más convencido: quiero ser como tú, como tú, María.

PD: María puede ser perfectamente cualquier mujer trabajadora.